sábado, 13 de febrero de 2016

LA MANO DE RAJOY





Esta foto de EFE refleja con más exactitud que mil palabras la necesidad de que Rajoy dé por concluida su carrera política. Quizás no vio la mano protocolaria de Sánchez y no fue consciente del desplante. Lo más probable es que fuese la arrogancia lo que le impidiera recordar un gesto automático que ha repetido miles de veces en su vida. Probablemente haya sido consecuencia del aislamiento social en el que lleva viviendo tanto tiempo.

Los políticos de larga trayectoria son víctimas de un tipo de marginación que, a diferencia de la que conduce directamente a la miseria, acrecienta su vanidad, su soberbia y, a menudo, su indecencia. La altivez de Rajoy es directamente proporcional a su obstinada negación de la verdad. No vio o no quiso ver la mano de Sánchez de la misma forma que no vio la corrupción de todos aquellos indeseables a los que señaló con determinación como ejemplos a seguir.

En mi opinión, más relevante que la mano solitaria del líder socialista es la mano del presidente, despreocupada, ajena a lo que tiene ante sí, exactamente igual que desde hace ya demasiado tiempo.