jueves, 21 de julio de 2011

El teatro de la corrupción

La dimisión de Francisco Camps como presidente de la Comunidad Valenciana resuelve un problema del Partido Popular y, en particular, del candidato del PP, Mariano Rajoy, pero no aporta nada al problema de fondo. Lo realmente importante del debate que se ha abierto con el caso Gürtel y el supuesto cohecho impropio cometido por Camps, es la presencia de políticos bajo sospecha de corrupción en las candidaturas.

lunes, 18 de julio de 2011

Rajoy: la ley del silencio

Optar por no decidir sobre cualquier asunto de la vida es también una decisión y, por lo tanto, tiene consecuencias. Mariano Rajoy toma esta opción cada vez que un escándalo afecta al Partido Popular. El silencio, y su huida nada disimulada de los periodistas o de comparecencias públicas con preguntas, es su expresión más visible.

sábado, 9 de julio de 2011

Rubalcaba por la izquierda

En política las cosas suceden a una velocidad diferente, algo así como lo que pasa con los sueños en "Origen", pero al revés. Aquí la realidad es aún mucho más veloz que los sueños. Del 15-M al día en que Rubalcaba se consagra como candidato no han pasado ni dos meses. Lo que era nada entonces, se ha convertido casi en el eje central de su discurso. Sin duda ha estado bien asesorado por compañeros como Elena Valenciano, responsable de campaña que se ha interesado mucho por conocer las reivindicaciones de la calle. Dice mucho a favor de Rubalcaba que se haya rodeado de personas que no han perdido el contacto con la realidad social, algo que irremediablemente ocurre cuando se gobierna. Lamentablemente, ha faltado esa perspectiva cuando el Gobierno tomó las medidas más duras contra la crisis en el bolsillo de los más vulnerables. Y aquel "cueste lo que me cueste" de Zapatero, ha pasado factura al PSOE y a Rubalcaba, tal y como se ha visto el 22-M y señalan todos los sondeos.

martes, 5 de julio de 2011

Lo que hay más allá de la libertad que nos dan

El 15-M hizo saltar las alarmas entre los políticos más dogmáticos, esos que creen –o quieren hacernos creer– que no hay nada más allá del cheque en blanco que les damos cada 4 años. Para ellos, la democracia española y su Constitución alcanzaron tal grado de perfección que cualquier discrepancia con ella representa el caos. Ni siquiera han sido capaces de reformar la Carta Magna en aspectos en los que parece haber consenso, como la prevalencia del varón en la sucesión a la Corona. Si no estoy mal informado, todas las monarquías constitucionales europeas, menos la nuestra, lo han modificado. No son capaces de avanzar en esto porque temen que abra las puertas a un debate sobre el futuro de la propia Monarquía.