sábado, 9 de julio de 2011

Rubalcaba por la izquierda

En política las cosas suceden a una velocidad diferente, algo así como lo que pasa con los sueños en "Origen", pero al revés. Aquí la realidad es aún mucho más veloz que los sueños. Del 15-M al día en que Rubalcaba se consagra como candidato no han pasado ni dos meses. Lo que era nada entonces, se ha convertido casi en el eje central de su discurso. Sin duda ha estado bien asesorado por compañeros como Elena Valenciano, responsable de campaña que se ha interesado mucho por conocer las reivindicaciones de la calle. Dice mucho a favor de Rubalcaba que se haya rodeado de personas que no han perdido el contacto con la realidad social, algo que irremediablemente ocurre cuando se gobierna. Lamentablemente, ha faltado esa perspectiva cuando el Gobierno tomó las medidas más duras contra la crisis en el bolsillo de los más vulnerables. Y aquel "cueste lo que me cueste" de Zapatero, ha pasado factura al PSOE y a Rubalcaba, tal y como se ha visto el 22-M y señalan todos los sondeos.





Propuestas como la de que bancos y cajas destinen parte de sus beneficios a la creación de empleo o que se admita como razonable una reforma electoral que permita una mejor proporcionalidad entre partidos, son ideas que no se habrían planteado sin el 15-M. Se pide más democracia y Rubalcaba admite que no se puede limitar la participación ciudadana a votar cada 4 años. También ha habido referencias a la lucha contra la corrupción, los paraísos fiscales o para que empresarios y trabajadores compartan beneficios. Y la más importante, la idea de que la política -y no los mercados- gobiernen el Estado.


No tengo la menor duda de que el discurso de Rubalcaba no caerá en saco roto y que algunos votantes socialistas desencantados podrían confiar en él y complicar la esperada victoria del PP. Frente al discurso opaco, descalificador y apocalíptico de Rajoy, Rubalcaba presenta capacidad de análisis e ideas, aunque es verdad que muchas de ellas contradictorias con lo que se ha hecho desde el Gobierno del que ha formado parte.


El PSOE tendrá como objetivo electoral rescatar a una parte de sus electores y, al menos, impedir una mayoría absoluta del Partido Popular. Rubalcaba ha dado ya el primer paso. Y como el tiempo en política tiene su propio y frenético ritmo, puede que de aquí a las elecciones algunos ciudadanos se hayan olvidado de que el candidato ha estado en misa y repicando. En cualquier caso, parece evidente que las diferencias entre PP y PSOE se recortarán. 

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