sábado, 3 de diciembre de 2011

El futuro de RTVE

Hace ya tiempo que se hacen quinielas sobre los cambios que supondrá para RTVE la llegada al Gobierno del Partido Popular. Incluso desde el propio partido ha habido insensatos que se han atrevido a apuntar sobre la cabeza de periodistas como Ana Pastor o el propio director de los informativos, Fran Llorente. En la propia corporación hay quienes se frotan las manos porque piensan que su proximidad al PP o su animadversión al PSOE les dará opciones para situarse en primera línea.

Así ha sido durante décadas y así quisieran que fuera siempre quienes vinculan su futuro profesional al partido de turno. Es cierto que esa “militancia” era lo exigido por los directores generales que ponían desde La Moncloa y que agradecían el cargo con una entrega irreprochable.


Parece que casi todos ignoran que la nueva ley aprobada por el Gobierno de Zapatero, e impulsada por él mismo, ha cambiado el escenario de forma radical. El presidente o presidenta de la corporación tendrán que pactarlo Rajoy y Rubalcaba, como antes lo hizo el propio Rajoy con Zapatero al nombrar a Luis Fernández y Alberto Oliart. Es verdad que después el PP ha criticado a ambos, aunque sin mucha convicción y excesiva subjetividad.

En los últimos 8 años, desde la llegada de Fran Llorente a la Dirección de Informativos, TVE no se ha hecho más que avanzar en el camino hacia la vieja utopía de que los medios de comunicación públicos sean independientes. La objetividad es algo a lo que sólo podemos aproximarnos desde una visión profesional de la información que no esté condicionada por las presiones políticas ni la ideología personal. 


Los periodistas estamos acostumbrados a las presiones desde todos los ámbitos, especialmente desde el político. Sabemos que, para los partidos y los gobiernos, casi todo lo que hacen tiene suficiente entidad para ser noticia. No es difícil que puedan entender que el tiempo de los informativos es limitado y que, por supuesto, hay otras noticias de interés que no son de carácter político. Seguramente lo entienden, pero no terminan de aceptar que haya un criterio periodístico por encima del suyo.

Lo que suceda a partir del nombramiento del nuev@ responsable de la CRTVE dependerá enteramente de él o ella. Porque una vez que se produzca su designación en el Congreso, su mandato será de 6 años y no podrá ser destituido a dedo, como antes, sino por la propia Cámara Baja y por razones objetivas. Esta es la clave del futuro de RTVE: la integridad e independencia de su próximo responsable. Y, desde luego, que Rajoy y Rubalcaba tengan el propósito de que así sea.

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